¿Qué es el compost?
El compost natural es un abono orgánico que se obtiene a partir de la descomposición natural en presencia de oxígeno de residuos orgánicos, bien por medio de microorganismos como bacterias y hongos (compostaje) o bien por medio de lombrices (vermicompostaje). Dependiendo del tipo de residuos empleados, a partir de 100 kilogramos podemos obtener alrededor de 20 kg de compost orgánico.
¿Qué ventajas tiene el compost?
En primer lugar, obtenemos de forma sencilla un abono orgánico de buena calidad que podemos aplicar en plantas de interior o huertos, sin necesidad de comprar fertilizantes químicos. Además, el compost presenta otro valor añadido frente a ellos, ya que mejora la estructura de la tierra al aportar materia orgánica.
En base a criterios ambientales, los residuos orgánicos recogidos por los circuitos convencionales se reducen sensiblemente, lo que provoca la disminución de los costes de gestión y evita la generación de gases de efecto invernadero. Ejemplo claro de aplicación de los principios de la economía circular, el compost cierra el ciclo de la materia orgánica volviendo a la tierra y enriqueciéndola.

Convierte tus residuos orgánicos en abono natural
La basura orgánica se puede convertir en un valioso abono para nuestras plantas y jardines. El proceso de compostaje es una forma sencilla y económica de transformar nuestros desechos en un fertilizante natural.
Hacer compost, lo que vendríamos a llamar “compostar” no es solo una actividad de beneficio y ahorro doméstico por lo que supone de reaprovechamiento, sino también una cuestión de responsabilidad ecológica si pensamos que muchas veces la materia orgánica del contenedor marrón debe ser desechada porque hay quien mezcla sustancias contaminantes o que no compostan bien, con lo que va finalmente destinada a biomasa para quemar, es decir a más huella de CO2.
Por lo tanto, aprender a hacer un compostador casero es una idea excelente, económica y sencilla. Adicionalmente nuestras plantas, sobre todo si tenemos terraza o jardín, lo agradecerán con abono orgánico de primera calidad. Y si nos sobra, siempre podemos regalar a alguien que tenga un huerto o montarnos nuestro propio huerto urbano, de modo que podamos ir reciclando la tierra del mismo para evitar los contaminantes.
¿Qué se necesita para hacer compost?
Un cubo o recipiente, un lugar en semisombra, agua, tierra, desechos de plantas o de la cocina como restos de frutas y verduras o posos de café. Y tiempo. Es todo lo que se necesita para hacer una compostera doméstica y obtener abono orgánico de primera calidad.
Antes de ver qué sobras podemos reaprovechar, deberemos plantearnos cómo hacer el compostador que las contendrá sin complicarnos excesivamente la vida. Un compostador debe ser un contenedor bien ventilado y que tenga cabida para cantidades adaptables de restos orgánicos. Debe tener tapa para evitar los olores fuertes de la fermentación, pero también drenaje para que podamos regarlo y el compost no se encharque.
Por ejemplo, podemos usar un tiesto de plástico de entre 20 y 50 litros con su correspondiente bandeja, que irá en la parte inferior para recoger el agua de drenaje, y otra más que usaremos de tapadera en la parte superior. Con un taladro agujerearemos el tiesto en distintas posiciones en la pared lateral y el fondo. Cuanto más aireado esté, más rápido compostará.
De este modo, colocaremos el tiesto agujereado sobre una de las bandejas y taparemos con la otra; ya tenemos nuestro compostador, así de sencillo. Debemos situarlo en un lugar en semisombra y bien ventilado, que no frecuentemos mucho, pues el olor a fermentado es fuerte y puede ser molesto. Son ideales el garaje, la terraza o el balcón.

Con qué restos hacer el compost
Ahora nos queda llenar el compostador. El primer paso para convertir la basura en abono es separarla en las distintas categorías: materia orgánica, papel y cartón, plástico y vidrio. Una vez separada la materia orgánica, podemos comenzar con el compostaje.
Cuanto más pequeños sean los restos, más rápida será la descomposición.
En primer lugar colocaremos en la parte inferior serrín. Seguidamente los restos alimentarios, pero cuidado, que no todo vale.
Podemos añadir:
- Restos de todo tipo de vegetales (conviene trocearlos o incluso batirlos)
- Posos del café
- Hojas de té e infusiones
- Cáscaras de huevo pasadas por la batidora
- Las hueveras de cartón
- Cenizas de barbacoa sin restos de carne
No podemos añadir (porque se pudriría):
- Lácteos
- Zumos
- Restos de carne
- Restos de pescado
- Papel tratado o tintado (que añadiría contaminantes)
También podemos agregar residuos de jardín como hojas secas, pasto cortado y ramas pequeñas. El equilibrio adecuado entre los materiales verdes (restos de comida) y los materiales secos (hojas y ramas) es fundamental para un buen compostaje.
Sobre el serrín del fondo lo primero que añadiremos es una capa de restos orgánicos, pero cuidando que no sea muy gruesa, para que la humedad de estos no los apelmace y provoque putrefacciones. Si podemos conseguir hojas secas del parque, del bosque o del jardín, las añadiremos en la siguiente capa. Si no, podemos poner virutas de madera, corteza de pino o paja, que también funciona muy bien.
Una vez que hemos depositado los desechos orgánicos en el contenedor, es necesario mezclarlos regularmente para favorecer el proceso de descomposición. Podemos utilizar una pala o una herramienta similar para revolver y airear el compost. Esto permitirá que los microorganismos hagan su trabajo de descomposición de manera más eficiente.
Es importante tener en cuenta y recalcar nuevamente algunas recomendaciones durante el proceso de compostaje. No debemos agregar carne o productos lácteos, ya que estos pueden atraer a animales y generar malos olores. Además, es necesario mantener el compost húmedo, pero no empapado. Podemos regarlo ocasionalmente para mantener la humedad adecuada.
Humedad y temperatura
El líquido que drena se llama lixiviado, es rico en nutrientes y puede reservarse para añadirlo de nuevo y mantener la humedad.
Esa es precisamente una de las claves del compostaje. La humedad debe mantenerse en un punto intermedio, que no se reseque la mezcla porque se frena la descomposición, y que no sea excesiva porque se pudre la mezcla y puede echarse a perder, aunque avisa por el fuerte olor que desprende. Una forma de compensar ese exceso es añadir material seco.
El proceso de descomposición aumenta la temperatura, que suele rondar entre los 40º y los 50º centígrados, y conviene remover la mezcla de vez en cuando para facilitar el efecto biodegradable.
¿En qué momento estará lista la composta?
Dependerá de la temperatura ambiente, con más calor se acorta el plazo, si bien existen productos aceleradores para invierno o zonas frías. Dependiendo de esas condiciones, obtener este abono orgánico de primera calidad y muy económico puede requerir de uno a cuatro meses.
Una vez que el compost esté listo, podemos utilizarlo para enriquecer la tierra de nuestras plantas y jardines, proporcionando nutrientes naturales y reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos.

Actividad infantil
Recomendamos compartir el compostaje con los niños. Permite aprender química, física, incluso matemática. Es una forma de enseñar a hacerlos responsables de nuestros descartes orgánicos y la gestión de sistemas en donde intervienen y se correlacionan muchas variables a la vez.
Recomendaciones
- Usa guantes, una pala o alguna herramienta del estilo para ir mezclando los desechos junto con la tierra.
- Cuando tengas listo el abono úsalo con moderación, según las necesidades de la planta. Empieza con poco.
- No aplastes la mezcla y remuévela cada dos o tres semanas.
- Asegúrate de elegir un recipiente apropiado, que se pueda mantener aireada la mezcla.
- Puedes utiliza un acelerador de la descomposición ecológico para que los restos se transformen en abono orgánico antes.
